La dimensión económica de la sanidad

 

La dimensión económica de la sostenibilidad es la más debatida. No es, sin embargo, como hemos podido ver, la única, ni a largo plazo, posiblemente, la más relevante. Como las otras dimensiones, tiene múltiples aspectos.

Economía y salud se ven a menudo como dos palabras antagónicas, cuando realmente son complementarias. La economía es una ciencia, como otras, que puede ayudar a la promoción, mantenimiento y recuperación de la salud. También como otras ciencias, puede ser utilizada para dañar la salud.

En este capítulo veremos algunos de los conceptos y herramientas que se utilizan en economía y que pueden tener aplicación en el campo de la salud. En primer lugar constataremos que el sector sanitario es, también, un sector de la economía y que como tal, ha despertado el interés de políticos y economistas. Los grandes avances en la extensión de la sanidad como derecho en Europa han sido impulsados desde esta visión (Bismark en Alemania, Beveridge en Inglaterra y Ernest Lluch en España).

Después repasaremos algunos de los conceptos que se utilizan en economía y cómo nos pueden ayudar a tomar mejores decisiones en el campo de la salud. Así estudiaremos los conceptos de bien, servicio, externalidad y mercados. Son conceptos que nos permiten poner de manifiesto cómo es posible, como sería posible, incorporar también a las políticas económicas elementos que tienen un impacto directo sobre la promoción de la salud (como los impuestos sobre el tabaco) y la investigación científica por el descubrimiento de nuevos tratamientos ( la propiedad intelectual). Veremos tambien como el gasto social tiene unas reglas específicas, descritas por Baumol.

Por último, veremos cómo hay herramientas que permiten hacer una aproximación para evaluar si las decisiones que tomamos cuando utilizamos recursos en el sistema sanitario obtienen los resultados deseados. Son la medida de la eficacia, efectividad y la eficiencia.

En conclusión, podemos decir que el sistema sanitario es fuente de riqueza, pero también consume recursos que no podrán ser utilizados para otros fines, como por ejemplo la educación. Hay pues, que hacer un uso de ellos eficiente y aceptable socialmente, es decir, sostenible. La ciencia económica nos aporta las herramientas para poder lograrlo.

 

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